Conozco a Moira desde hace muchos años, y desde siempre – o sea mucho antes de que decidió lanzar Moira Tarot- ella ha sido mi guía de vida. Estábamos en nuestros veintes y en vez de darme consejos (como se suelen dar todas las amigas en el mundo), ella me hacía reflejar en mi propio camino. Algo muy diferente que, sólo recién me he dado cuenta, tiene que ver con un don especial que ella tiene y que ha ido desarrollando y profundizando con los años, y con las cartas del Tarot. Admito que al comienzo no ‘creía’ mucho en las cartas. Veía mujeres gitanas con bolas de cristal que te vendían magia a precio de un buen whiskey, y consejos que a cualquiera podían servir de alguna manera. Pero decidí no cerrar mi mente a algo que no podía hacer daño. Y terminé conociendo a su terapia de cartas no como a una magia misteriosa que te predice el futuro, sino como a un instrumento para ver tu vida desde diferente ángulo. Te permite abrirte a futuros diferentes de los que tenías impregnados en tu mapa mental y de los cuales es difícil disminuir el zoom.  Como lo puede hacer también un viaje, un encuentro inesperado una obra de música o una pieza de arte. La diferencia es que entre las cartas y tú está Moira, que pone todo su don para ayudarte a ver más allá de lo que acostumbrabas. A abrir tus ojos a algo que ya estaba ahí.